Así, Félix conducirá a Aurora hasta el Rosedal de Palermo. Debajo de una pérgola esperan Juan y un cuarteto de cuerdas. Cuando la feliz pareja se acerca, Cousteau toma la batuta y los músicos comienza a tocar una hermosa melodía. Aurora queda deslumbrada. No puede creer todo lo que ha hecho Félix por ella.
Mientras tanto, Juan sufre en silencio: se da cuenta que su amor hacia la bella peluquera es cada vez más fuerte. No puede evitar imaginar que el protagonista de esa romántica escena es él…
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